Alemania quiere atraer enfermeras y enfermeros. Por ello, el ministro de Trabajo, Hubertus Heil, y la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, viajarán en junio a Brasil y México.
Las preguntas se suceden en Facebook, Instagram y, sobre todo, en el grupo de WhatsApp de 300 personas, que crece mes a mes. ¿Cómo es trabajar de cuidador en Alemania? Qué necesito para dar el salto al otro lado del charco? Y sobre todo: ¿qué tan bueno tiene que ser mi alemán?
Thaiza María Silva Farías responde a todas las preguntas de sus compatriotas brasileños. Esta enfermera de Río de Janeiro llegó a Alemania en octubre de 2016. Poco después empezó a trabajar en el quirófano del Hospital de Darmstadt. Silva conoce los dos lados, por eso creó la empresa Nursewelt. “Así puedo ayudar profesionalmente. Por otro lado, sé exactamente a quién se necesita en las clínicas de Alemania”, explica a DW.
Cada vez más personas necesitan cuidados en Alemania
La agencia de Silvia Farias, “Nursewelt”, tiene potencial para convertirse en una historia de éxito.
Según la Oficina Federal de Estadística alemana, en diciembre de 1999 había en Alemania algo más de dos millones de personas de la tercera edad necesitadas de cuidados de larga duración. Hoy son cinco millones. Los expertos prevén que esta cifra aumente hasta los 6,8 millones en 2055.
Al mismo tiempo, el número de quienes deben cuidar a estas personas es cada vez menor: el año pasado, sólo 52.300 personas iniciaron en Alemania la formación para ser especialistas en enfermería. Esto supone 4.000 aprendices o también un siete por ciento menos que en 2021, según las alarmantes cifras de la Oficina Federal de Estadística.
¿Quién gana? ¿Quién pierde?
El ministro Federal de Trabajo, Hubertus Heil, viaja a Brasil en junio, junto con la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock. La gira forma parte de una estrategia de contratación que se extiende también a países como México o Indonesia. “Procederemos con mucha sensibilidad para no privar a ningún país de los trabajadores que él mismo necesita”, declaró Heil en una entrevista al diario Neue Osnabrücker Zeitung.
El Ministro ve ventajas para ambas partes: “Nosotros nos beneficiamos, los países de origen se benefician, por ejemplo implicándose en la formación local, y las personas que vienen a nosotros se benefician al tener un trabajo bien pagado para ellos y quizás también al poder mantener económicamente a sus familiares en su país”.
¿Ganamos todos? Los defensores de los pacientes tienen sus dudas de que el déficit de calificación alemán pueda resolverse desde el extranjero. En 2022, la Agencia Federal de Empleo solo colocó a 656 enfermeros extranjeros en Alemania, la mayoría de ellos procedentes de Filipinas.
“Un problema interno alemán”
“La escasez de enfermeras es, ante todo, un problema interno alemán. Los pocos cientos de enfermeras brasileñas adicionales tampoco lo solucionarán”, declaró Eugen Brysch, director de la Stiftung Patientenschutz, a la agencia DPA.
¿Y qué pasa con países como Brasil o México? ¿Realmente solo hay ganadores en el trato? ¿O no será más bien que Alemania, con su llamada fuga de cerebros, se está llevando de América Latina profesionales calificados que esos mismos países necesitarán en el futuro?
El cirujano mexicano Xavier Tello, uno de los mayores expertos en salud de América Latina, lo ve de forma pragmática: “Esta fuga de cerebros se da en un mundo globalizado”, afirma en una entrevista con DW.
“Si estoy altamente capacitado, y eso es más valorado en el extranjero que en mi país de origen, donde las condiciones de trabajo son a menudo pobres y los salarios bajos, este intercambio tiene sentido”.
(jov/cp)